ESPERANZA
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Quisiera ser golondrina,
Esperanza dulce, y casta,
para atravesar los mares
y llegar a ti exhalada,
a requebrarte mil cuitas,
sin hablarte una palabra.
Quisiera ser onda etérea
que las distancias cruzara,
para acariciar tu oido,
con melodias calladas,
susurrándote quedito,
mil secretos de mi alma.
Quisiera en fin ser jazmín
que su aroma te brindara,
trepando pasito a paso,
hasta tu misma ventana,
y entrar ufano y atrevido,
a brindarte su fragancia,
recibiendo las caricias
de tus manecitas blancas,
belleza y albor tallados
en cera, mármol y nacar.
Quisiera ser tortolilla
que en el sueño te arrullara
con requiebroa encendidos
y endechas enamoradas.
Quisiera ser fresca brisa,
que tenue hasta ti llegara,
para acariciar tu rostro
con suavidad de fragancia.
Quisiera ser clara linfa,
de tu cuerpo se bañara,
retratando en tu cristal
de venus la imagen casta,
con esos tus ojos bellos,
serenos cual noche clara,
profundos como un misterio,
rasgados cual puñalada.
Así yo siempre te viera
y tu beldad contemplara
copiando de tus quedejas
la galanura ondulada.
Pintaría al par tu boca,
fresca rosa de mañana,
donde cual ávida abeja,
su dulce miel yo libara,
posando ardiente mis labios
con fiebre de alas abrasadas,
y te meciera con mis brazos,
mientras los tuyos me dabas,
y te dijera al oido,
te quiero linda Esperanza,
puesto el amor en los ojos
y el calor en las palabras.
Bañara tu lindo cuerpo,
retratara tus lindas gracias,
dibujaría las líneas
de tus pierna torneadas,
y absorto, la geometría
de tu escultura palpara.
Quisiera... ¿qué más quisiera?
Ser todo esto yo anhelara,
jardin, tortolilla, brisa,
viento, golondrina y agua.
Pero, ¿Para qué, si al aire,
y a las flores y alas aguas,
y a la brisa y al espacio
el sentimiento les falta?
Yo sólo quiero ser
unido contigo un alma,
gozando de tus alegrías
y compartiendo tus lágrimas,
uniendo en eterno abrazo,
como la hiedra y el árbol
en verde eterna esperanza.
Ambrosio Marijuán Romero.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
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Quisiera ser golondrina,
Esperanza dulce, y casta,
para atravesar los mares
y llegar a ti exhalada,
a requebrarte mil cuitas,
sin hablarte una palabra.
Quisiera ser onda etérea
que las distancias cruzara,
para acariciar tu oido,
con melodias calladas,
susurrándote quedito,
mil secretos de mi alma.
Quisiera en fin ser jazmín
que su aroma te brindara,
trepando pasito a paso,
hasta tu misma ventana,
y entrar ufano y atrevido,
a brindarte su fragancia,
recibiendo las caricias
de tus manecitas blancas,
belleza y albor tallados
en cera, mármol y nacar.
Quisiera ser tortolilla
que en el sueño te arrullara
con requiebroa encendidos
y endechas enamoradas.
Quisiera ser fresca brisa,
que tenue hasta ti llegara,
para acariciar tu rostro
con suavidad de fragancia.
Quisiera ser clara linfa,
de tu cuerpo se bañara,
retratando en tu cristal
de venus la imagen casta,
con esos tus ojos bellos,
serenos cual noche clara,
profundos como un misterio,
rasgados cual puñalada.
Así yo siempre te viera
y tu beldad contemplara
copiando de tus quedejas
la galanura ondulada.
Pintaría al par tu boca,
fresca rosa de mañana,
donde cual ávida abeja,
su dulce miel yo libara,
posando ardiente mis labios
con fiebre de alas abrasadas,
y te meciera con mis brazos,
mientras los tuyos me dabas,
y te dijera al oido,
te quiero linda Esperanza,
puesto el amor en los ojos
y el calor en las palabras.
Bañara tu lindo cuerpo,
retratara tus lindas gracias,
dibujaría las líneas
de tus pierna torneadas,
y absorto, la geometría
de tu escultura palpara.
Quisiera... ¿qué más quisiera?
Ser todo esto yo anhelara,
jardin, tortolilla, brisa,
viento, golondrina y agua.
Pero, ¿Para qué, si al aire,
y a las flores y alas aguas,
y a la brisa y al espacio
el sentimiento les falta?
Yo sólo quiero ser
unido contigo un alma,
gozando de tus alegrías
y compartiendo tus lágrimas,
uniendo en eterno abrazo,
como la hiedra y el árbol
en verde eterna esperanza.
Ambrosio Marijuán Romero.
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