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EL SOL, EL ENVIDIOSO Y EL AVARO
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Fábula
Jupiter tonante mamda al sol un día
bajar a la tierra. Hasta aquí le envía
para que de cerca, pudiera saber
los vicios, defectos y malas pasiones
que albergan los hombres en sus corazones.
Muy printo sabremos lo que acertó a ver...
Encontró a dos hombres. Uno poderoso
y rico, era avaro. El otro envidioso,
odiaba al primero por su bienestar.
El Sol les prometre gracia afortunada.
La cual al segundo será duplicada.
Que uno elija. Todo lo puede alcanzar.
Niégase el avaro a hablar del primero
pues su desmedido amor al dinero
le hace, ante el dilema, sólo comprender
que aun pidiendo mucho, el otro siempre el doble
va a corresponderle. Firme como el roble
se obstina no dando su brazo a torcer.
Vese el envidioso del Sol compellido
para concretarle qué don ha elegido,
el cual de inmediato, será realidad.
Entonces el hombre, del odio llevado,
demanda que un ojo le sea arrancado.
Huid de la envidia, mala consejera.
Hasta grados tales al hombre exaspera
que acepta su daño y de él marcha en pos
si es que de esa forma causa a su enemigo
más grande perjuicio o mayor castigo...
(Yo perderé un ojo, pero tu los dos)
Esopo.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
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Fábula
Jupiter tonante mamda al sol un día
bajar a la tierra. Hasta aquí le envía
para que de cerca, pudiera saber
los vicios, defectos y malas pasiones
que albergan los hombres en sus corazones.
Muy printo sabremos lo que acertó a ver...
Encontró a dos hombres. Uno poderoso
y rico, era avaro. El otro envidioso,
odiaba al primero por su bienestar.
El Sol les prometre gracia afortunada.
La cual al segundo será duplicada.
Que uno elija. Todo lo puede alcanzar.
Niégase el avaro a hablar del primero
pues su desmedido amor al dinero
le hace, ante el dilema, sólo comprender
que aun pidiendo mucho, el otro siempre el doble
va a corresponderle. Firme como el roble
se obstina no dando su brazo a torcer.
Vese el envidioso del Sol compellido
para concretarle qué don ha elegido,
el cual de inmediato, será realidad.
Entonces el hombre, del odio llevado,
demanda que un ojo le sea arrancado.
Huid de la envidia, mala consejera.
Hasta grados tales al hombre exaspera
que acepta su daño y de él marcha en pos
si es que de esa forma causa a su enemigo
más grande perjuicio o mayor castigo...
(Yo perderé un ojo, pero tu los dos)
Esopo.
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