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NOTA DE PRENSA
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España "aúlla" por sus Lobos
AGENCIAS - lunes, 28 de marzo de 2016

La población autóctona de estos animales experimenta una significativa recuperación gracias al auge del conservacionismo

La protección del lobo ibérico ha sido durante muchos años una asignatura pendiente en España. Y aunque el afán por conservar una especie autóctona tan bella y escasa forma parte hoy de la cotidianidad nacional, hubo un tiempo, no muy lejano, en el que estos mamíferos eran aniquilados sin piedad. Por suerte, está tendencia se ha revertido, gracias a las bases sentadas por el famoso naturalista y divulgador Félix Rodríguez de la Fuente en la década de los 60 y 70. Un empeño que ha encontrado, también, en el éxodo rural y el creciente interés de la sociedad patria por el conservacionismo, el sustento necesario para impulsar la «significativa» recuperación de estos animales en la Península Ibérica.
Así lo confirma el doctor en biología Juan Carlos Blanco, consultor del Grupo de Especialistas del Lobo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, al constatar la expansión vivida por la especie en los últimos años, pese a no recibir ningún tipo de protección oficial.
Y es que, aunque las organizaciones ecologistas llevan tiempo pidiendo su inclusión en el Catálogo de Especies Amenazadas, el animal ha logrado recuperarse por sí mismo en los últimos 40 años, cuando quedó arrinconado en el noroeste peninsular.
De hecho, ha conseguido hoy, incluso, recolonizar territorios tan próximos a las ciudades como la sierra madrileña donde, el pasado enero, dos ejemplares fueron atropellados con una semana de diferencia en sendas carreteras de los términos municipales de Somosierra y Manzanares el Real.
Blanco precisa que el abandono del campo ha propiciado la recuperación de vegetación natural, con el consiguiente aumento de jabalíes y otros ungulados silvestres, presas naturales de los lobos que, además, han aprovechado la ausencia de su principal enemigo tradicional, el ser humano, para fortalecerse en la mitad norte del país, aunque, en el caso de Sierra Morena, «está al borde de la extinción». De todas formas, este especialista cree que el principal peligro que afronta la especie es un posible cambio de la tolerante actitud social actual en la ciudad, que no en el campo.
Lo mismo opina Andrés Illana, portavoz de Grupo de Lobos de Euskadi, para quien la recuperación, sobre todo de bosques de matorrales, ha facilitado el resurgir del canis lupus signatus o lobo ibérico. Su asociación denunciaba también el pasado enero la muerte legalmente autorizada de cuatro ejemplares en Carranza (Vizcaya), tras varios ataques contra ganadería de la zona.
Illana explica que «no fue una batida, sino un exterminio» porque «han eliminado los últimos ejemplares de la localidad..., y de toda la región», lo que reforzó la recogida de firmas impulsada por 26 asociaciones ecologistas para su inclusión en el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas.
En el otro lado de la balanza, los ganaderos y agricultores creen que «no se hace lo suficiente» para controlar a este mamífero. Hasta en una región como la madrileña, donde se cree que apenas existen dos manadas, Alfredo Berrocal, presidente de la Unión de Agricultores y Ganaderos, asegura que los ataques son «casi diarios», ante la «impotencia del sector por las pérdidas y el retraso de las indemnizaciones por parte de la Administración».
A juicio de Berrocal, la posible convivencia pacífica entre lobos y ganaderos «es una ilusión» y exige un mayor control para evitar que la población lobera se convierta «en una plaga». Una opinión que comparte, entre otros, la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores de Ávila, cuyo presidente, Joaquín Antonio Pino, aboga por autorizar «cuantas batidas sean necesarias».

INICIATIVA PRIVADA. Una forma de reconducir la situación del lobo ibérico sería la elaboración por, parte de la Administración, de un censo actualizado, a falta del cual existe una iniciativa privada de voluntariado nacional impulsada por Fernando Palacios, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y Ángel M. Sánchez, del Fondo para la Protección de Animales Salvajes.
Su lema es Ven a cambiar el cuento del lobo y cuenta ya con 500 voluntarios en todo el país, pero un comunicado de la Oficina Nacional de Caza, Conservación y Desarrollo Rural rechaza la validez de registros realizados por personal sin experiencia, ya que los datos recogidos «no tendrán ningún rigor científico».
El debate continuará en los próximos meses con citas como las Jornadas Nacionales del Lobo, que se celebrarán en el municipio de Santa Comba (La Coruña) el 18 y 19 de marzo, o la manifestación convocada por la organización Lobo Marley en Madrid, para ese mismo mes.

Fuente: Diario de Burgos de hoy.
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