MORADA DEL CIELO
================
Alma región luciente
prado de bienandanza, que ni al hielo
ni con el rayo ardiente
falleces, fértil suelo,
producidor eterno de consuelo.
De púrpura y de nieve
florida la cabeza coronado
a dulces pastos mueve
sin honda ni cayado
el buen pastor sin ti su hato amado.
El va y en pos dichosas
le siguen sus ovejas do las pace
con inmortales rosas,
con flor que siempre nace,
y cuanto mas se goza, más renace.
Ya dentro a la montaña
del alto bien las guía, ya en la vena
del gozo bien las baña,
y les da mesa llena,
pastor y pasto el sólo y suena buena.
Ya de su esfera cuando
a cumbre toca altísimo subido
el sol,él sesteando
de su hato ceñido,
con dulce con deleita el santo oído.
Toca el rabel sonoro
y el inmortal dulzor el alma pasa,
con que envilece el oro,
y ardiendo se traspasa,
y lanza en aquel bien, libre de tasa.
¡Oh son, o voz siquiera
pequeña parte alguna descendiese
en mi sentido, y fuera
de sí el alma pudiese,
y toda en ti, oh amor, la convirtiese!
Conocería donde
Sesteas, dulce esposo, y desatada
desta prisión adonde
padece, a tu manada
junta, no ya andara perdida, errada.
Fray Luis de León.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-. -.-.-
================
Alma región luciente
prado de bienandanza, que ni al hielo
ni con el rayo ardiente
falleces, fértil suelo,
producidor eterno de consuelo.
De púrpura y de nieve
florida la cabeza coronado
a dulces pastos mueve
sin honda ni cayado
el buen pastor sin ti su hato amado.
El va y en pos dichosas
le siguen sus ovejas do las pace
con inmortales rosas,
con flor que siempre nace,
y cuanto mas se goza, más renace.
Ya dentro a la montaña
del alto bien las guía, ya en la vena
del gozo bien las baña,
y les da mesa llena,
pastor y pasto el sólo y suena buena.
Ya de su esfera cuando
a cumbre toca altísimo subido
el sol,él sesteando
de su hato ceñido,
con dulce con deleita el santo oído.
Toca el rabel sonoro
y el inmortal dulzor el alma pasa,
con que envilece el oro,
y ardiendo se traspasa,
y lanza en aquel bien, libre de tasa.
¡Oh son, o voz siquiera
pequeña parte alguna descendiese
en mi sentido, y fuera
de sí el alma pudiese,
y toda en ti, oh amor, la convirtiese!
Conocería donde
Sesteas, dulce esposo, y desatada
desta prisión adonde
padece, a tu manada
junta, no ya andara perdida, errada.
Fray Luis de León.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-. -.-.-