He de añadir a lo mencionado por MARCELINO que, yo también le tuve de maestro de escuela. Buen maestro sí Sr., sólo hay que ver la perfecta letra de su escritura (algo se me pegaría, pues dicen que yo también la tengo). Decir también, que era un maestro en la pesca de trucha. Recuerdo haberle acompañado una vez a La Estacada, en su margen derecha bajando del molino de nuestro coetáneo Ramón y su familia. Los niños de aquella época nunca olvidarán cuando íbamos a su casa, donde nos atendía su esposa para hacer la leche en polvo que calentita llevábamos luego a la escuela. Embobao me quedaba mirando las truchas de gran tamaño que taxedermizadas se hallaban dispuestas en la pared, sobre los baldosines. Y qué decir de las cañas de bambú, me parecían larguísimas; claro, yo tendría 7-8 años...
Saludos.
Saludos.