EL PASEO DE LOS AMANTES
=======================
(fragmento)
-----------
Cerca de esta gruta sombría,
donde se aspiran brisas puras,
las ondas luchan con las piedras
y la luz con la sombra lucha.
Las olas cansadas de tanto
ejercicio en la arena fina,
descansan en este remanso
donde Narciso murió un día.
Es un espejo donde Fauno
va a ver si su color rojizo
desde que amor lo ha aprisionado
no se le ha tornado amarillo.
La sombra de estas flores rojas
y la del junco de la orilla
parecen, en el fondo oscuro,
los sueños del agua dormida.
Ningún cazador ha pasado
por este bosque ni estas tierras.
Si aquí suena un cuerno es el cuerno
de Diana y sus compañeras.
Tiene esta encina huellas santas:
si alguien la cortara saldría
cálida sangre de su tronco
y el árbol se lamaentaría.
Este ruiseñor melancólico,
que su desgracia rememora,
trata de encantar su tristeza
poniendo música a su historia.
En estos divinos senderos
canta y danza un coro de Ninfas,
que otorgan al zarzal la gracia
de tener flores sin espinas.
Escucha, amiga mi consejo:
dejando que la noche llegue,
ven a sentarte, te lo ruego,
en las orillas de esta fuente.
¿Quieres para hacerme dichoso,
la más alta gracia ofrecerme?
Dame a beber entre tus manos,
si no se disuelve la nieve.
Tristan L, Hermite.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-. -
=======================
(fragmento)
-----------
Cerca de esta gruta sombría,
donde se aspiran brisas puras,
las ondas luchan con las piedras
y la luz con la sombra lucha.
Las olas cansadas de tanto
ejercicio en la arena fina,
descansan en este remanso
donde Narciso murió un día.
Es un espejo donde Fauno
va a ver si su color rojizo
desde que amor lo ha aprisionado
no se le ha tornado amarillo.
La sombra de estas flores rojas
y la del junco de la orilla
parecen, en el fondo oscuro,
los sueños del agua dormida.
Ningún cazador ha pasado
por este bosque ni estas tierras.
Si aquí suena un cuerno es el cuerno
de Diana y sus compañeras.
Tiene esta encina huellas santas:
si alguien la cortara saldría
cálida sangre de su tronco
y el árbol se lamaentaría.
Este ruiseñor melancólico,
que su desgracia rememora,
trata de encantar su tristeza
poniendo música a su historia.
En estos divinos senderos
canta y danza un coro de Ninfas,
que otorgan al zarzal la gracia
de tener flores sin espinas.
Escucha, amiga mi consejo:
dejando que la noche llegue,
ven a sentarte, te lo ruego,
en las orillas de esta fuente.
¿Quieres para hacerme dichoso,
la más alta gracia ofrecerme?
Dame a beber entre tus manos,
si no se disuelve la nieve.
Tristan L, Hermite.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-. -