HORTIGUELA: nar al hermano de todo corazón...

Que felicidad, la conociste; yo no la conoci a ninguno de mis abue, pero tengo fotos de mi abue materna junto a mami, era una fina mujer, que hacia maravillas en la costura el tejido, todavia uedan
manualidades hechas por ella, no la conoci nadamas queal travez delos dulces recuerdos de mi madre, ahora es que tengo la opqrtunidad
de recordarle para otros. Eso es lindo. Puedes creer me torno sentimental.. Hasta pronto. mucho bueno para tu foro bonito. Angelica

Así fue Angélica, conocí a los cuatro abuelos y recibí de ellos todo el cariño
que un abuelo puede ofrecer a su "vástago". Tengo bien presente sus abrazos
prolongados en los cuales yo me sentía como en una fortaleza de amor.
Los abuelos de parte paterna los perdí relativamente pronto, cuando contaba
sólo siete años; mas lo de la parte materna fueron muchos más largos y ya contaba
con 28 cuando se fue el último. Tan feliz estaba en sus casas que no tenía la
menor gana de regresar a la mía y varias veces mi madre hubo de in a buscarme a la casa de ellos cuando ya era de noche. De la casa materna a la de ambos abuelos sólo la separaban
unos cien metros.
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nar al hermano de todo corazón

La primera palabra que nuestro Señor pronunció sobre la cruz fue una oración por aquellos que le crucificaban; hizo lo que escribe San Pablo: " Cristo, en los días de su vida mortal..., presentó oraciones y súplicas " (He 5,7). Por cierto, que los crucificaban a nuestro divino Salvador no lo conocían..., porque si lo hubieran conocido no lo habrían crucificado (1Co 2,8).
Nuestro Señor pues, viendo la ignorancia y la debilidad de los que le atormentaban, comenzó a excusarles y a ofrecer por ellos este sacrificio a su Padre celeste, porque la oración es un sacrificio...: «Padre, perdónales porque no saben lo que hacen" (Lc 23,34). Qué grande era la llama de amor que ardía en el corazón de nuestro dulce Salvador, que en el culmen de sus dolores, al tiempo que la vehemencia de sus tormentos parecía quitarle el poder de rezar por sí mismo, pudo por la fuerza de su caridad olvidarse de sí mismo, pero no de sus criaturas...
Quería así darnos a entender el amor que nos tenía, que no podía disminuir por ningún tipo de sufrimiento, y enseñarnos a nosotros cómo debe ser nuestro corazón con respecto a nuestro prójimo... Entonces, este divino Señor que se ha entregado para pedir perdón por los hombres, está seguro de que su petición le fue concedida, porque su divino Padre lo amaba demasiado para negarle cualquier cosa que le pidiera.
un abrazo
Angela