Los que ya contamos unas décadas, contemplamos en su día la actividad de este artilugio sencillo y útil para "calzar" las vacas con unas chapas metálicas, llamadas callos, redondeadas, perforadas en un lateral y argonómicas en su forma, acordes a la pata del animal. Los clavos, especiales tenían su cabeza con forma troncopiramidal.
Fueron varios los vecinos que sabían herrar a sus animales, pero no todos. Habitualmente ésta función se llevaba a capo por parte del Herrero del pueblo, acompañado siempre de algún vecino. La pericia del Herrador estaba en calcular con total precisión la inclinación de los clavos a la hora de insertarlos en las pezuñas de los animales, pues éstas pezuñas tienen una parte más dura y callosa al lado de otra conjuntiva y más blanda que el clavo no debía alcanzar nunca
so pena de ser mal herrado. El herrado de los animales se solía hacer a la entrada de la Primavera para tener "listos" a los mismos para los duros trabajos del Verano.
El emplazamiento original no fue éste. Siempre estuvo situado a unos metros de la Casa de Julio Marijuán, a unos cien metros de la plaza, siguiendo la calle Mayor en direción a la Dehesa.
En la foto no aparecen todos los utensilios complemntarios de que éste artilugio contaba. Es importante saber que una cinchas de cuerO unidas a unos trozos de cadena sujetaban al animal manteniendolo casi en vilo para su comodidad cuando una de sus patas descansaba doblada y sujeta en uno de los cuatro pivoltes de madera a fin de impedir cualquier movimiento involuntario del animal mientras se realizaba este trabajo.
Nunca en el pueblo ví a un animal mal calzado, probando la destreza de nuestras gentes frente a estos trabajos.
Las caballerias no eran herradas aqui, pues se hacían a pie de la Herreria con el animal sujeto con una brida a una reja. La pata de ´éste animal descansaba
encima de la rodilla del herrador el cual contaba con un delantal de cuero. Este Herrador debia de sujetar la pata del mismo sobre su rodilla con una mano mientas con una la otra mano debía pulir el casco con el Pujabante (cuchilla especial para éste fin), antes de plantar la herradura.
Corrian los años50-60.
Fueron varios los vecinos que sabían herrar a sus animales, pero no todos. Habitualmente ésta función se llevaba a capo por parte del Herrero del pueblo, acompañado siempre de algún vecino. La pericia del Herrador estaba en calcular con total precisión la inclinación de los clavos a la hora de insertarlos en las pezuñas de los animales, pues éstas pezuñas tienen una parte más dura y callosa al lado de otra conjuntiva y más blanda que el clavo no debía alcanzar nunca
so pena de ser mal herrado. El herrado de los animales se solía hacer a la entrada de la Primavera para tener "listos" a los mismos para los duros trabajos del Verano.
El emplazamiento original no fue éste. Siempre estuvo situado a unos metros de la Casa de Julio Marijuán, a unos cien metros de la plaza, siguiendo la calle Mayor en direción a la Dehesa.
En la foto no aparecen todos los utensilios complemntarios de que éste artilugio contaba. Es importante saber que una cinchas de cuerO unidas a unos trozos de cadena sujetaban al animal manteniendolo casi en vilo para su comodidad cuando una de sus patas descansaba doblada y sujeta en uno de los cuatro pivoltes de madera a fin de impedir cualquier movimiento involuntario del animal mientras se realizaba este trabajo.
Nunca en el pueblo ví a un animal mal calzado, probando la destreza de nuestras gentes frente a estos trabajos.
Las caballerias no eran herradas aqui, pues se hacían a pie de la Herreria con el animal sujeto con una brida a una reja. La pata de ´éste animal descansaba
encima de la rodilla del herrador el cual contaba con un delantal de cuero. Este Herrador debia de sujetar la pata del mismo sobre su rodilla con una mano mientas con una la otra mano debía pulir el casco con el Pujabante (cuchilla especial para éste fin), antes de plantar la herradura.
Corrian los años50-60.