Muy cerca de la localidad de
Hoz de Arreba, en pleno
Valle de Valdebezana, y en el borde septentrional del barranco de Vallengua se localiza la
cueva del Piscarciano. Con un desarrollo total de 14.300 metros es el tercer complejo kárstico de más longitud de toda la provincia de
Burgos. En realidad, son tres cavidades: Las Arenas, Las
Vacas y la propiamente llamada del Piscarciano.
En uno de los extremos del alargado sinclinal, con forma de proa de
barco, por donde discurre el
río Trifón se descubren los escarpados relieves que cobijan las
cuevas del Piscarciano. Una estrecha vereda permite alcanzar la
cascada que anuncia la inmediata aparición de las cuevas. El
sendero asciende —por debajo queda la más modesta cueva de Las Arenas—, entre grandes bloques de
roca, hasta el enorme portalón, 28 metros de anchura, de la cueva de Las Vacas. De la misma brota, sobre todo en época de grandes
lluvias, la resurgencia del río Trifón. La humedad reinante en el entorno ha favorecido el desarrollo de un umbrío bosque de majestuosas hayas.
Aunque los 422 metros de la cueva de Las Vacas permiten la comunicación con el resto del complejo kárstico, lo mejor es dar un rodeo hasta alcanzar el borde de la gran y profunda Hoya del Piscarciano. En el fondo de esta escarpada dolina se localiza, además de la otra entrada a la cueva de Las Vacas, el acceso principal del Piscarciano. Con lluvias y deshielos la Hoya del Piscarciano —el nombre le viene de un famoso bandolero que a prin