Llora, porque uno de sus hijos, Ignacio Terán Lucio, nos ha dejado. Tantas veces vió, salir el sol por el Otero, hasta que se cerraron sus ojos este día 20 de septirmbre pasado. Hombre íntegro y cabal, único oriundo capaz de haber sabido mantener la casa que le vió nacer y salvarla de la ruina y abandono al que está sometido Huidobro. Ahora, desde otra perspectiva y de la mano de S. Clemente, seguro que vuelve a ver salir el sol, todos los días por el Otero. Lágrimas serenas, por un hijo que se va. Huidobro, aún llora.