Aquí, en primer término, adosada a la pared de la primera
casa con medianera de bloques blancos, estaba una de las mejores
casas que tuvo este
pueblo. Era la casa rectoral que, como su nombre indica, perteneció al clero. A mediados del siglo XIX fue comprada al arzobispado por varios vecinos, casi la totalidad de ellos y ganaderos de ovino a cada uno de los cuales correspondía una séptima parte, y fue utilizada para cedérsela en uso a las
familias de los pastores contratados. Al final, fue utilizada
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