En el final del tramo burgalés del
Camino de Santiago, antes de atravesar
Puente Fitero, este antiguo
hospital de peregrinos del siglo XIII ha sido maravillosamente rehabilitado como
albergue por la asociación de los Hospitaleros de la Cofradía de
San Jacobo de la ciudad italiana de Perugia, hermandad que mantiene el ancestral rito del lavado de pies.