En el final del tramo burgalés del
Camino de Santiago, antes de atravesar
Puente Fitero, se alza este antiguo
hospital de peregrinos del siglo XIII, rehabilitado en la actualidad como
albergue por unos hospitaleros italianos que mantienen el ancestral rito del lavado de pies.
Al cruzar el ancho cauce del
río Pisuerga, los peregrinos se despiden de las tierras burgalesas. Han sido cerca de 114 km desde los límites con
La Rioja. A partir de Puente Fitero a los peregrinos les faltan unos 428 km para alcanzar la deseada meta de la ciudad del Apóstol.