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LA NUEZ DE ARRIBA (Burgos)

Merienda en familia (foto antigua)
Foto enviada por Victoria Serna,

La mismísima esencia de la aventura es la incertidumbre. Si alguna vez me caso, intentare, desde luego, olvidarlo.
A la sazón, el verano y el humo habían pasado. Los delfines aún jugaban, arqueando el horizonte, pero sólo para levantar recuerdos de puertas espirituales.
¿Es posible que a pesar de las invenciones y progresos, a pesar de la cultura, la religión y el conocimiento del universo, se haya permanecido en la superficie que, después de todo, aún habrá sido algo; que se le haya recubierto de un tejido increíblemente aburrido, que le hace parecerse a muebles de salón en vacaciones de verano?
¡Las flores silvestres del verano! En saga las bellas mujeres de muchas tumbas.
Y pensar que pudimos enlazar nuestras manos y apurar en un beso la comunión de fértiles veranos...
¿Es posible que a pesar de las invenciones y progresos, a pesar de la cultura, la religión y el conocimiento del universo, se haya permanecido en la superficie que, después de todo, aún habrá sido algo; que se le haya recubierto de un tejido increíblemente aburrido, que le hace parecerse a muebles de salón en vacaciones de verano?
Ya no llores, Verano! En aquel surco muere una rosa que renace mucho...
Y pensar que pudimos enlazar nuestras manos y apurar en un beso la comunión de fértiles veranos...
Pide que el camino sea largo. Que sean muchas las mañanas de verano en que llegues, ¡con qué placer y alegría!, a puertos antes nunca vistos.
Ya no llores, Verano! En aquel surco muere una rosa que renace mucho...
¿A un día de verano compararte? Más hermosura y suavidad posees.
Pide que el camino sea largo. Que sean muchas las mañanas de verano en que llegues, ¡con qué placer y alegría!, a puertos antes nunca vistos.
En la tierra jamás la poesía cesa: cuando, en la solitaria tarde invernal, el hielo ha labrado el silencio, en el hogar ya vibra el cántico del grillo, que aumenta sus ardores, y parece, al sumido en somnolencia dulce, la voz de la cigarra, entre colinas verdes.
¿A un día de verano compararte? Más hermosura y suavidad posees.
Cuando para de cantar y vuela al fin vemos a la cigarra.
En la tierra jamás la poesía cesa: cuando, en la solitaria tarde invernal, el hielo ha labrado el silencio, en el hogar ya vibra el cántico del grillo, que aumenta sus ardores, y parece, al sumido en somnolencia dulce, la voz de la cigarra, entre colinas verdes.
Como una mano sin dedos como un jardín sin recreo, así es como me siento yo el día que no te veo. (Anónimo)
Cuando para de cantar y vuela al fin vemos a la cigarra.
Como me gustaria ser un mosquito... Para rondarte por todo el cuerpito (Anónimo)
Como una mano sin dedos como un jardín sin recreo, así es como me siento yo el día que no te veo. (Anónimo)
Como me gustaria ser un mosquito... Para rondarte por todo el cuerpito (Anónimo)
La historia que leí de los profetas
y divinos poetas,
viene esta noche a la memoria mía
por aquel gran consuelo
que en el monte Carmelo
la tribu del desierto recibía.
Ya cantan en el valle los pastores
entre zarzas y llores;
ya encienden las candelas a lo lejos
con la seca retama ... (ver texto completo)
Mas Dios permite, en sus eternas leyes,
que en vez de nacer reyes
nazcan a nuestro reino soberanas,
y a un dulce reinado
el siglo acostumbrado
te saluda en las tierras castellanas.
Dios ha querido, en su saber profundo,
que de reinas fecundo
fuera este siglo con que al sexo abona,
y de reinas envía
la bella dinastía,
y es de reinas, por siglos, la corona.
¡Vivirás! ¡reinarás! la fe no miente
al corazón ardiente
que te presagia gloria venidera;
nuestro siglo ha vencido,
tú, princesa, has venido
a coronar el fin de su carrera. ... (ver texto completo)
Tú eres sólo, Señora, la afligida,
tú que eres tan querida,
tú que nos cumples la esperanza santa,
tú que el dolor serenas,
tú que calmas las penas,
tú sola lloras cuando el reino canta.
Hoy se calman por ti nuestros rencores,
hoy todos los clamores
son un canto de paz a tu venida,
tus tierras y tus mares ... (ver texto completo)
La historia que leí de los profetas
y divinos poetas,
viene esta noche a la memoria mía
por aquel gran consuelo
que en el monte Carmelo
la tribu del desierto recibía.
Ya cantan en el valle los pastores
entre zarzas y llores;
ya encienden las candelas a lo lejos
con la seca retama ... (ver texto completo)
Esa voz misteriosa que gemía,
y que el son parecía
del viento que murmura en la palmera,
ese lloro suave
como el trino de un ave,
del ángel salvador el llanto era.
¿Por qué vienes llorando, tú, alma mía,
si eres nuestra alegría
y a esperarte los pueblos van cantando?
¿Por qué tu boca pura ... (ver texto completo)
Tú eres sólo, Señora, la afligida,
tú que eres tan querida,
tú que nos cumples la esperanza santa,
tú que el dolor serenas,
tú que calmas las penas,
tú sola lloras cuando el reino canta.
Hoy se calman por ti nuestros rencores,
hoy todos los clamores
son un canto de paz a tu venida,
tus tierras y tus mares ... (ver texto completo)