El cuidador del cementerio, pasaba por ahí y se acercó; lo miró llorar por un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.
- No, ningún familiar; dijo el buscador.
- ¿Qué pasa con este pueblo?
¿Qué cosa tan terrible hay en ésta ciudad?
¡¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre ésta gente, que los ha obligado a construir un cementerio de chicos?!
El anciano se sonrió y dijo:
- Puede Ud. serenarse; no hay tal maldición... Lo que pasa es que aquí tenemos
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Cuando un
joven cumple quince años sus padres le regalan una libreta, como ésta que tengo aquí, colgando del cuello.
Y es
tradición entre nosotros que a partir de allí, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella:
a la izquierda, qué fue lo disfrutado...
a la derecha, cuánto tiempo duró el gozo.
Conoció a su novia, y se enamoró de ella.
¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla?.
¿Una semana?, ¿Dos?, ¿Tres semanas y media?...
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