También venían hombres con bestias que traían unas agüeras y en ellas metidos los cántaros, que muchas veces venían con cuatro (2 a cada lado). Una vez llenados, los llevaban de la misma forma que los habían traído, al cortijo, para, una vez allí, depositarlos en las cantareras y poder disponer de esa
agua para cocinar o simplemente beber, ya que para lavar la ropa, se hacía siempre en el
río de rodillas, las mujeres lavaban todos los días, ya que se ensuciaba bastante ropa con las labores del
campo.
... (ver texto completo)