Si no entras en la madriguera del tigre, no puedes coger a sus cachorros". "El clavo que sobresale, recibe un martillazo". "Solo en medio de la actividad desearás vivir cien años".
Tanto te quiero que no sé si ya fin o principio en ti del cielo tengo, mas sé que en ti hacia allí mi nave va. Hecha la entrada y sueltos los leones, el que a mejor caballo bate espuela, la lanza, el rejón o la cañuela le dé a la redempción de los peones;
¡Oh!, no te busco, pero en ti devengo, ¡oh!, mi alma es presa tuya y en ti está. ¡Oh!, alma y cuerpo soy que en ti convengo. Tanto te quiero que no sé si ya fin o principio en ti del cielo tengo, mas sé que en ti hacia allí mi nave va.
¡Ay!, mi mirada con la suya empalma y una prende en la otra dulce reo que la arrastra hacia el cálido himeneo despojándola en traje, capa y talma. ¡Oh!, no te busco, pero en ti devengo, ¡oh!, mi alma es presa tuya y en ti está. ¡Oh!, alma y cuerpo soy que en ti convengo.
Ese rostro grabado está en mi alma, y cuanto más lo pienso, más lo veo como el blanco perfecto del deseo que rompe en tempestad mi suave calma. ¡Ay!, mi mirada con la suya empalma y una prende en la otra dulce reo que la arrastra hacia el cálido himeneo despojándola en traje, capa y talma.
cual música que, al alma necesaria, de los dedos escapa del arpista, como se eleva al cielo una plegaria. Ese rostro grabado está en mi alma, y cuanto más lo pienso, más lo veo como el blanco perfecto del deseo que rompe en tempestad mi suave calma.
Y hube de contentarme con la vista de aquellas nubes que a la laquearia ascendían en difusa y sutil pista, cual música que, al alma necesaria, de los dedos escapa del arpista, como se eleva al cielo una plegaria.
La intenté ver completa, y no querías permitirlo, que envuelta en los candores de tenue seda, sorda a mis amores, su barrera translúcida oponías. Y hube de contentarme con la vista de aquellas nubes que a la laquearia ascendían en difusa y sutil pista,
A través de doradas celosías por las que se filtraban los vapores de mil perfumes y de mil colores, tu figura intuí en las ansias mías. La intenté ver completa, y no querías permitirlo, que envuelta en los candores de tenue seda, sorda a mis amores, su barrera translúcida oponías.
A través de doradas celosías por las que se filtraban los vapores de mil perfumes y de mil colores, tu figura intuí en las ansias mías.