2. Idilio
Dice la dama: «El frío ya no hiere mi cuerpo.
Llega una primavera que no funde la nieve
ni licúa los ríos. Primavera de brazos
y músculos y sables y dentelladas dulces.
Bajo un cálido sueño masculino me olvido.
Y en mi olvido se olvidan mis doncellas y el mundo,
lo que fui y lo que soy, mi nombre y sus aristas.»
... (ver texto completo)
Dice la dama: «El frío ya no hiere mi cuerpo.
Llega una primavera que no funde la nieve
ni licúa los ríos. Primavera de brazos
y músculos y sables y dentelladas dulces.
Bajo un cálido sueño masculino me olvido.
Y en mi olvido se olvidan mis doncellas y el mundo,
lo que fui y lo que soy, mi nombre y sus aristas.»
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