Era una vez un señor que tenía una gata y ya no la quería más, entonces se fue al
monte y la tiró. Después de unos días la gata regresó, y el señor se la llevó y la tiró del otro lado del monte, y la gata volvió. Entonces, le preguntó a su compadre, cómo lo podía hacer para que no volviera y éste le dio algunas indicaciones.
El señor le da las indicaciones, cruza el monte, ve al
río y crúzalo, voltea a la derecha, luego a la izquierda, otra vez a la derecha, cruza el
puente y deja la gata.
Después
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