Cuando apuntas con el dedo, recueda que otros tres dedos te señalan a ti. Cuando el
carro se ha roto, muchos os dirán por donde no se debía pasar. Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio. La preocupación, con frecuencia, proyecta una enorme
sombra de algo muy pequeño. Las grandes obras las sueñan los genios locos. Las ejecutan los luchadores natos. Las disfrutan los
felices cuerdos. Las critican los inútiles crónicos....