LA MONA Y EL PAJARITO
Por
Leonardo da Vinci
Cierto día de
verano, una monita
joven que iba de rama en rama, descubrió un
nido. Más contenta que unas pascuas, alargó la mano. Y los pajarillos, que sabían volar, huyeron a la desbandada. Todos, menos uno, el más chiquitín.
Nuestra mona, con mil cabriolas de alegría, se apoderó del pajarito, con el que se dirigió a su
casa.
La pobre avecilla era suave, tibia, blanda, delicada. La monita se extasiaba besuqueándola, acariciándola y apretándola
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