La LUNA se entristeció mucho más con su terrible destino y lloró amargamente... y el SOL, al verla sufrir tanto, decidió que él no podía dejarse abatir más, ya que tendría que darle fuerzas y ayudarle a aceptar lo que Dios había decidido.
Aún así, su preocupación era tan grande que decidió hacer un pedido especial a Dios:
"Señor, ayuda a la LUNA, por favor, es más frágil que yo, no soportará la soledad..."
Y Dios... en su inmensa bondad... creó entonces las estrellas para hacer compañía a la LUNA.
... (ver texto completo)