Allá arriba, en las ramas,
no hay luces que te cieguen si es de día.
Y si fuese de
noche,
la negrura más honda la sierran
faros ciertos.
Todo lo que está arriba guía siempre.
Mira, te espera el bosque impenetrable.
Recuerda que la senda que lo cruza
—la senda como
río que te lleva—
debe ser dulce cauce y no boa untuosa
... (ver texto completo)