La autoridad tiene estos riesgos. Si el poderoso abusa de ella y acosa y constriñe y persigue, casi no hay más opción que meterse en el
refugio y aguardar que pase el tornado. Lo cual más que prudencia, puede ser irresponsabilidad y apocamiento. Presentar legítima y no violenta batalla es deber de conciencia para defender las convicciones y los derechos maltratados. Siempre ha de quedar abierto el
camino de la libertad, que es aquel en el que cada uno puede vivir con arreglo a su conciencia y a su
... (ver texto completo)