Hay mucha gente que en las aceras vomita su indiferencia
para no involucrarse en este flagelo que nos muerde
por los cuatro puntos cardinales.
Y ellos en la inocencia blanca de sus ojos de uva
asisten al macabro espectáculo del egoísmo humano.
Y se nos van de las manos y del alma y se consumen
como antorchas dantescas de nuestro propio desamor
para no involucrarse en este flagelo que nos muerde
por los cuatro puntos cardinales.
Y ellos en la inocencia blanca de sus ojos de uva
asisten al macabro espectáculo del egoísmo humano.
Y se nos van de las manos y del alma y se consumen
como antorchas dantescas de nuestro propio desamor