Y bajo el azul y polvoriento espejo de la noche
Plegó sus alas, guardó sus miserias
Enarboló su propia banderas,
Maldijo con cruces negras y rojas
A cuanto santo o demonio
Se le cruzó por el camino,
Vomitó las agonías candentes
Y se deslizó calladamente por la vida
Para transformarse en un guerrero,
En un ángel de fuego, en un beso apagado,
Justamente, cuando los árboles se desnudaron
Y dejaron caer sus besos amarillos
En la alfombra plomiza de la tarde.
Plegó sus alas, guardó sus miserias
Enarboló su propia banderas,
Maldijo con cruces negras y rojas
A cuanto santo o demonio
Se le cruzó por el camino,
Vomitó las agonías candentes
Y se deslizó calladamente por la vida
Para transformarse en un guerrero,
En un ángel de fuego, en un beso apagado,
Justamente, cuando los árboles se desnudaron
Y dejaron caer sus besos amarillos
En la alfombra plomiza de la tarde.