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LA NUEZ DE ARRIBA: ¡Quién dueño fuera del matiz ardiente...

¡Quién dueño fuera del matiz ardiente
con que en ti el pensamiento se arrebola!
¡Quién poseyera aquel vigor potente
y la pompa magnífica española,
para poder cantarte dignamente,
porque digna de ti fueras tú sola!