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LA NUEZ DE ARRIBA: Porque...

En mi verso no hay doblez
-junto Ciencia y Poesía-
ni pretendo ser soez;
si me ve de este jaez
sólo será culpa mía.

Mas por distender la cosa
si quiere le hablo del cardo,
ya que, si bella es la rosa,
la hermosura, querenciosa,
arroja al azar su dardo:

El cardo es el guerrero
de la estepa reseca,
el que, espinoso y fiero,
remata en un plumero
su armadura quimérica.

! HOLA, MI ESTIMADA AMIGA!
Si pasas por Puertollano, verás que apenas han amanecido unos versos, de denuncia, esta mañana. Uno de mis cabreos, sobre el comportamiento humano... dejando de lado, mi acercamiento con el recuerdo, a lo que ya no vorverá... como diría Bequer.

Desde mi maltrecho recuerdo
un pedazo del ayer:
mármol, piedra, estatua de salón...
vería yo, hoy a aquella mujer
que me cautivo...

Tomaré buena nota de este atardecer, en Toledo, y tal vez me convenza de que:

Estoy condenado,
a cada vez mas canas en mis sienes
desde mi pensamiento jamás arrodillado,
a perversas voces.

Nací un poco antes de la larga noche,
que arrasaría mis sembrados,
y a partir de ese instante,
cosecharía mucho llanto...

Amaría a la rosa
y depreciaría a el cardo,
cuyas hojas,
me taladraron...

Pero también me volaron
coloridas Mariposas
que alegrarían mis prados.

A partir de ahí, me llamo
loco o cuerdo,
todo depende
si el viento
sopla de el norte o de solano,

Si se, que nunca he estado muerto
y jamás arrodillado
pese a tanto crudo invierno.
LIBERTAD.

Buenas tardes Libertad, si pase por Puertollano, tenia prisa y estube un ratito, luego sequire leyendo lo que pusiste
Tu como cada dia me sorprendes con tus poesias, se nota que la sientes y la cuidas, cada renclon cada linea, siempre con acierto y tu bien hacer
Disfruta de la tarde y feliz fin de semana,
Un cariñoso saludo

Nos pueden
seguir golpeando,
que conste, si pueden.
Tú siempre serás la victoriosa,
libertad.
Y cuando nosotros
disparemos
el último cartucho,
tú serás la primera
que cante en la garganta
de mis compatriotas,
libertad.

Porque
nada hay más bello
sobre la anchura
de la tierra,
que un pueblo libre,
gallardo pie,
sobre un sistema
que concluye.

La libertad,
entonces,
vigila y sueña
cuando nosotros
entramos a la noche
o Ilegamos al día,
suavemente enamorados
de su nombre tan bello:
libertad.