La conciencia (Los dos hombres del corazón)
Un indio americano visitó la casa de unos vecinos blancos para pedirles un poco de tabaco. El generoso vecino le dio un buen puñado y cuando el indio estaba haciendo cigarros, descubrió un cuarto de dólar entre el tabaco. De momento pensó que como se lo habían dado debía guardárselo, pero a la mañana siguiente compareció ante su vecino y le devolvió el dinero. Éste le preguntó porqué razón lo devolvía, si nadie se lo podía reclamar. El indio respondió señalando su pecho:
Un indio americano visitó la casa de unos vecinos blancos para pedirles un poco de tabaco. El generoso vecino le dio un buen puñado y cuando el indio estaba haciendo cigarros, descubrió un cuarto de dólar entre el tabaco. De momento pensó que como se lo habían dado debía guardárselo, pero a la mañana siguiente compareció ante su vecino y le devolvió el dinero. Éste le preguntó porqué razón lo devolvía, si nadie se lo podía reclamar. El indio respondió señalando su pecho:
Es que yo tengo aquí hombre bueno y hombre malo. El hombre bueno me decía:
- "Ese dinero no es tuyo; tienes que devolverlo a su dueño"
El malo respondía:
- "Tu vecino te lo dio y es tuyo ahora"
El bueno replicaba:
- "No es verdad; él te dio el tabaco, no el dinero"
El malo volvía a replicar:
- "Ese dinero no es tuyo; tienes que devolverlo a su dueño"
El malo respondía:
- "Tu vecino te lo dio y es tuyo ahora"
El bueno replicaba:
- "No es verdad; él te dio el tabaco, no el dinero"
El malo volvía a replicar:
- "No importa, ahora es tuyo, vete y compra alguna bebida"
El bueno respondía:
- "No lo hagas"
No sabiendo que hacer me fui a dormir, pero el hombre malo y el hombre bueno han estado discutiendo toda la noche y no me han dejado pegar un ojo. Por esto le devuelvo el dinero, y ahora me siento mejor.
(Extraído de: "Enciclopedia de Anécdotas e Ilustraciones" de Samuel Vila)
El bueno respondía:
- "No lo hagas"
No sabiendo que hacer me fui a dormir, pero el hombre malo y el hombre bueno han estado discutiendo toda la noche y no me han dejado pegar un ojo. Por esto le devuelvo el dinero, y ahora me siento mejor.
(Extraído de: "Enciclopedia de Anécdotas e Ilustraciones" de Samuel Vila)