En una lánguida tarde
donde las hojas cantan,
invitando a la ternura,
y el viento generoso
juega con tus cabellos.
Mientras al oído te susurra
aquellas dulces palabras,
que salen de mi corazón,
que no conoce mi boca.
Esa tarde, mi amor,
me atreví a robarte un beso.
Esa tarde, alma mía,
sentí la caricia de tus labios
donde las hojas cantan,
invitando a la ternura,
y el viento generoso
juega con tus cabellos.
Mientras al oído te susurra
aquellas dulces palabras,
que salen de mi corazón,
que no conoce mi boca.
Esa tarde, mi amor,
me atreví a robarte un beso.
Esa tarde, alma mía,
sentí la caricia de tus labios