Cotilla
De las personas amigas de chismes y cuentos se dice que son unos cotillas. En Historia del Saladero, de Francisco Morales Sánchez, se hace mención del proceso seguido contra María de la Trinidad, también conocida como la Tía Cotilla. Esta fanática de la política de 64 años de edad estuvo implicada en varios asesinatos que se cometieron el 15 de agosto de 1835. Su maquiavélica y ágil mente era de tal calibre que, puesta al frente de una sanguinaria pandilla, acometía a cuantos liberales indefensos hallaba a su paso. De las declaraciones recogidas en el sumario se deduce que era "la mujer más inmoral que ha visto el sol y la más infame e indigna de vivir en sociedad". Fue condenada a galeras en varias ocasiones, pero el asesinato de un tambor de urbanos, Francisco Rancera, la llevó al cadalso, donde pereció el 25 de agosto de 1838. El dicho Tía Cotilla o cotilla, a secas, quedó para denominar en lenguaje bajo y ordinario a la persona del sexo femenino que se entrega con pasión a murmurar y meterse en todo, principalmente allí donde no la llaman ni le importa.
De las personas amigas de chismes y cuentos se dice que son unos cotillas. En Historia del Saladero, de Francisco Morales Sánchez, se hace mención del proceso seguido contra María de la Trinidad, también conocida como la Tía Cotilla. Esta fanática de la política de 64 años de edad estuvo implicada en varios asesinatos que se cometieron el 15 de agosto de 1835. Su maquiavélica y ágil mente era de tal calibre que, puesta al frente de una sanguinaria pandilla, acometía a cuantos liberales indefensos hallaba a su paso. De las declaraciones recogidas en el sumario se deduce que era "la mujer más inmoral que ha visto el sol y la más infame e indigna de vivir en sociedad". Fue condenada a galeras en varias ocasiones, pero el asesinato de un tambor de urbanos, Francisco Rancera, la llevó al cadalso, donde pereció el 25 de agosto de 1838. El dicho Tía Cotilla o cotilla, a secas, quedó para denominar en lenguaje bajo y ordinario a la persona del sexo femenino que se entrega con pasión a murmurar y meterse en todo, principalmente allí donde no la llaman ni le importa.