Y la hierba, bajo cuerpos que gemían
se quejaba de los cuerpos... besos mudos.
Y las intimas estancias que se abrían
rebotando en la verdad al desnudo.
Y la hiedra, verde y fresca
que quería trepar hasta la Luna.
Y la miel de recién nacidas promesas
descubriendo las mil dichas una a una.
Y el mundo de sus manos... Y sus labios
que volaban en mi cuerpo, y volaban
como pájaros alegres, y cantaban,
los mil cielos en amores empapados.
J. M. (LIBERTAD)
se quejaba de los cuerpos... besos mudos.
Y las intimas estancias que se abrían
rebotando en la verdad al desnudo.
Y la hiedra, verde y fresca
que quería trepar hasta la Luna.
Y la miel de recién nacidas promesas
descubriendo las mil dichas una a una.
Y el mundo de sus manos... Y sus labios
que volaban en mi cuerpo, y volaban
como pájaros alegres, y cantaban,
los mil cielos en amores empapados.
J. M. (LIBERTAD)