Te ofrezco mis ancestros, mis muertos,
los fantasmas que los vivos han honrado con bronce:
al padre de mi padre que murió en la frontera
de Buenos Aires con dos balas
que atravesaron sus pulmones, barbado y muerto,
a quien amortajaron sus soldados con una piel de vaca;
a ese bisabuelo, de la línea materna,
que comandó, con veinticuatro años,
una ofensiva de trescientos hombres en el Perú,
ahora sólo fantasmas sobre monturas desleídas.
los fantasmas que los vivos han honrado con bronce:
al padre de mi padre que murió en la frontera
de Buenos Aires con dos balas
que atravesaron sus pulmones, barbado y muerto,
a quien amortajaron sus soldados con una piel de vaca;
a ese bisabuelo, de la línea materna,
que comandó, con veinticuatro años,
una ofensiva de trescientos hombres en el Perú,
ahora sólo fantasmas sobre monturas desleídas.