LA NUEZ DE ARRIBA: Esta frescura de saber ...

MORIR

En el más cariñoso lecho
me siento morir,
cuando en la naturaleza,
toda mansa como jardín

Muelle, el ala del ángel blanco
- ¡qué piedad, qué ternura al fin!-,
primera vez roza mis hombros
como el arco roza el violín.

Esta frescura de saber
que también nos vamos de aquí,
¡qué novedad en la conciencia,
qué persuasión blanda y sutil!
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Que conformidad, qué tersura,
qué dejarse ir!
Sus filos y puntas los actos
redondean al llegar a mí.