LA NUEZ DE ARRIBA: VICTORIA ESRNA;...

VICTORIA ESRNA;
BUENAS TARDES Y FELIZ DOMINGO
¡QUE GRANDE ES BUKOWSKI!

UN ABRAZO

SE ESCAPO
por Charles Bukowski

[ Versión del Ingles de CAPD ]

He perdido otro poema
en esta computadora
es como pescar
un pez
que se suelta del anzuelo
justo cuando lo íbamos
tomar.
Pero este poema
no era pez
de los más grandes,
el mundo no lo
extrañara,
ha nadado
lejos,
a los Los Países Bajos.
Y encarno mi
anzuelo de nuevo
esperando
por uno grande.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Charles Bukowski: una escritura de la sinceridad.

Por Alejandro Larre

Si la literatura de Charles Bukowski (1920-1994) hizo tanto ruido a lo largo del siglo XX y todavía sigue siendo una sorpresa para muchos que la descubren, la razón podría buscarse en la particular relación que en ella se pone de manifiesto entre las historias que se narran y el lenguaje utilizado. Y al hablar de "lenguaje utilizado" no me refiero sólo a un tipo de léxico -como podría suceder con otros escritores estadounidenses (el Sallinger de El cazador del centeno, por ejemplo), en los que el uso de un determinado slang tiene bastante peso específico-, sino que hablo de un uso del lenguaje en el sentido de una forma de combinación. De una retórica, en definitiva.

#

Es un lugar común de la estupidez de la crítica literaria el decir que hay escritores con estilo y otros que no lo tienen. Quizás la obra de Bukowski sea una de las que más ha ayudado a producir (en serie) estúpidos que caen en ese lugar común, y que afirman que una prosa llana, de oraciones cortas, casi sin parentéticas y cargada de acción no puede tener estilo. " ¿Cómo va a tenerlo, si es sólo una narración de hechos? Bukowski no tiene estilo: estilo es todo lo contrario".

Creo que la literatura de Charles Bukowski tiene un estilo de la misma manera que la de Flaubert, la de Oscar Wilde o la de cualquier otro escritor lo tienen. Si en Bukowski la prosa parece estar desnuda, o desprovista de recursos literarios, es porque ésa es la decisión del autor. Opta por una forma de hacer las cosas.

"Esto es la frase simple, sin confusiones, el diálogo realista. Ésta es la forma en que debe hacerse", dice Bukowski, refiriéndose a su propia escritura. Entonces, siguiendo ese dogma, en su ficción le escapa a todo lo rebuscado. Prefiere lo sencillo: la frase con filo, sincera y directa.

Y en su rechazo de lo barroco, lo cargado, lo mediado por miles de giros, denuncia la enfermiza necesidad del escritor "profesional" de llenar páginas y páginas para sostener intacta la fachada de su tramoya cotidiana.

La prosa de Bukowski -como afirma Fulvio Stinchelli- es el resultado de un arte que "opera por sustracción, no por acumulación". Se podan los párrafos hasta que no queda nada que pueda ser eliminado. Lo que aparece es un trabajo de eliminación de todos los elementos que funcionan como relleno, de todo lo que no dice nada, en oposición a una acumulación vistosa de palabras sin sentido.

Y este proceso de depuración en ningún sentido implica un empobrecimiento del discurso o una degradación del lenguaje: el resultado, por el contrario, es una gran efectividad, una gran autoridad de la palabra. Aquella que resista al regateo más furioso y permanezca firme es la que luego va a golpear duro en la cara, como un trapo mojado, por su crudeza, por su olor a verdad primaria.

#

La tremenda sinceridad de la prosa de Bukowski se convierte en un pinchazo frío, sin anestesia. Chinaski adolescente, en La senda del perdedor, describe una de las frecuentes golpizas que le faja su padre: "... me bajó los calzoncillos. La correa aterrizó sobre mi piel. (...) Pensé en matarle. Debía de haber algún modo de matarle. En un par de años podría darle muerte a golpes. Yo debía de ser un niño adoptivo".

El niño adoptivo quiere matar a su padre: se siente atosigado y sueña con la explosión final, liberadora. Necesita hacerse un espacio.

Eso es la literatura de Charles Bukowski.

Y en ese camino de redención que recorre, aunque no llega a matar, la prosa bukowskiana al menos hiere gravemente a todas las literaturas del árbol genealógico. Golpe al estómago fláccido del padre, escupitajo al rostro incrédulo de la madre. El camino de la explosión es violencia: una violencia que tiene sustrato en la más profunda sinceridad: una sinceridad que es carta de victoria.

"Los libros eran sosos y pesados. Páginas y páginas de palabras sin sentido", dice Bukowski. "Y si lo tenían, tardaban mucho en demostrarlo, y cuando lo hacían ya estabas demasiado cansado como para que te importara en absoluto". A todo esto es a lo que se responde. Todos los bukowskis del mundo salen catapultados al ver el propio absurdo de la situación. Son una consecuencia.

Dos Passos, Shewood Anderson, la Carson Mc Cullers de El corazón es un cazador solitario, todos ellos son hermanos de Bukowski en este viaje. Y Hemingway, quizá ya rumiando la idea de volarse la cabeza con un fusil. Dice Bukowski sobre él: "Sabía cómo escribir una línea. Era puro gozo. Las palabras no eran abstrusas sino cosas que hacían vibrar tu mente".

#

En la escritura de Bukowski no hay lugares prohibidos. Nada es sagrado o inaccesible. Y justamente por no haber restricciones es que no hacen falta rodeos: se entra por la puerta central, sin cuidarse de hacer ruido.

Queriendo hacerlo, inclusive.

Es que no hay nada que esconder o que tratar con cuidado. Las cosas son llamadas por su nombre. La personas tienen vicios, obsesiones, problemas: desde el tipo que sólo puede metérsela a un maniquí o el que asesina perros con un cuchillo de cocina y luego los corta en pedazos hasta el que no tiene escrúpulos a la hora de empujar a una mujer embarazada por las escaleras de un bar.

Los problemas más ocultos de los hombres también son material para las ficciones de Bukowski. No existe nada de lo que no se pueda hablar por recato. La sinceridad se enfrenta cuerpo a cuerpo con todo pudor y lo deja fuera de combate.

En el cuento "Not quite Bernadette", de la serie Música de cañerías, se narra la historia de un hombre que se masturba usando una vasija de vidrio. La vasija termina quebrándose por la presión y le hace un tajo horrible en el miembro. El hombre termina en el hospital dándose puntos de sutura y explicándole al médico lo que le pasó.

Bukowski se ríe del puritanismo. Si todo el mundo se masturba, ¿por qué hacer como si no lo hiciera? La provocación es una constante. Y provocar es fácil: es mostrar aquello que había sido oculto, ficcionalizarlo.

También en la novela Mujeres algunos fragmentos de la intimidad, casi siempre dejados de lado -quizá por la falta de un lenguaje "decoroso" con el que tratarlos-, aparecen tejiendo el clima de lo que se narra. Dice Henry Chinaski, que en esta novela ya ha superado los cincuenta años: "... intenté hacerle el amor otra vez a Mindy. Me quedé atónito y desalentado al descubrir que tenía un coño grande. Un coño extra grande. (...) El peor pecado de una mujer. (...) Era como intentar joderse una gran bolsa de papel llena de aire. Apenas me sentía tocar las paredes de su coño".

Cada una de las frases puede ser leída como una respuesta. La prosa directa, desprejuiciada responde al sinsentido de trazar una línea divisoria entre lo narrable y lo que se debe callar, por su inefabilidad.

#

El uso del lenguaje en Bukowski es conservador en sí mismo, pero revolucionario en comparación. Frente a la búsqueda de infinitos recursos para asir con la palabra los fragmentos de realidad de los que se nutre la literatura, su respuesta es quedarse sentado en el mismo lugar. Su literatura grita: ¿Por qué buscar siempre lo vistoso, lo complejo, si muchas veces basta con la simpleza?

Y hay una respuesta: sucede que la simpleza a veces puede ser demasiado cruda, casi vomitiva, y no todos se atreven a ser responsables de la revulsión. ... (ver texto completo)
Buenas tardes Luis
Que disfrues de la tarde
Un saludo