Con mucha facilidad y a menudo nos dejamos llevar por el gusto, la pereza o la frivolidad y dejamos de hacer cosas importantes; hay jóvenes, por ejemplo, que dedican horas y horas a juegos electrónicos abandonando sus estudios; hay casas en las que todo es un desorden porque el dueño no se a propuesto un plan de arreglo y limpieza; hay oficinas en las que nunca se encuentra nada y por ello es mucho mas difícil hacer un buen trabajo. Notarán -entonces- que en todos estos ejemplos esta presente la falta de voluntad para llevar una vida organizada y disciplinada.