Antonio, nos tocas la fibra más sensible, como siempre. En mi pueblo se llamaban hojalateros, también quincalleros que por desvirtuación del lenguaje se les llamaban quinquilleros, se dedicaban a comprar y vender objetos aparentmente inútiles y algunos tenían familia. El tuyo es especial. Un abrazo.
NOEEMI, yo lo recuerdo viejo, seguramente tendría unos 50 años, pero para, un crio de seis o siete, era un viejo, no se de donde era ni si tienía familia. Yo así la recuerdo. En estos pueblos nuestros, metidos en medio del Ándevalo y de la Sierra, sin comunicaciones, hasta los años sesenta, hay mil historia que contar. un abrazo