¡Y allí con mis versos, en paz deleitosa
Mis hijos, mi esposa,
Mis libros y Dios,
He visto las horas rodar sin medida,
Cual rueda esa perla del cielo caída
Temblando en el cáliz de tímida flor!
¡Feliz si, muriendo, mis tristes miradas
De llanto bañadas
Se fijan en ti!
¡Feliz si mi lira vibrante y sonora,
Cual cisne amoroso, con voz gemidora
Su queja postrera te ofrece al morir...!
¡Tú, al menos, podrías en gélida losa
Con luz misteriosa
Mi nombre alumbrar;
Y el ave sedienta verá con ternura
De un pobre poeta la lágrima pura,
Allí sobre el mármol tranquila brillar...!
Mis hijos, mi esposa,
Mis libros y Dios,
He visto las horas rodar sin medida,
Cual rueda esa perla del cielo caída
Temblando en el cáliz de tímida flor!
¡Feliz si, muriendo, mis tristes miradas
De llanto bañadas
Se fijan en ti!
¡Feliz si mi lira vibrante y sonora,
Cual cisne amoroso, con voz gemidora
Su queja postrera te ofrece al morir...!
¡Tú, al menos, podrías en gélida losa
Con luz misteriosa
Mi nombre alumbrar;
Y el ave sedienta verá con ternura
De un pobre poeta la lágrima pura,
Allí sobre el mármol tranquila brillar...!