Tantos pensamientos invanden nuestra mente durante el día, algunos voluntariamente, otros de estos pensamientos son absorvidos del medio donde nos movemos frecuentemente, personas cercanas, nuestros propios miedos y preocupaciones y muchos otros provienen de nuestros propios miedos, preocupaciones y frustraciones arraigadas en el subconsciente.
Estamos constantemente en contacto con la energía de otras personas, interactuamos con tantos miedos y tanta energía negativa descontrolada que flota en el aire y a veces cuando no somos conscientes de las energías que nos rodean o de que ciertamente todos somos energía, las absorvemos fácilmente a veces con simplemente leer un periódico o ver noticias negativas en la televisión.
Permitir que los pensamientos involuntarios dirijan nuestra vida provoca que obtengamos resultados contrarios a lo que de verdad quisieramos vivir, pero para muchos es muy cómodo dejar su vida y su destino a la deriva y en vez de hacer algo para cambiar lo que sucede, prefieren hacerse la víctima y quejarse de que nada les sale bien.