AL MARQUÉS DE SANTILLANA,
INTRODUCTOR DEL SONETO
EN LA PENÍNSULA IBÉRICA,
EN LOS SEISCIENTOS AÑOS
DE SU NACIMIENTO.
¡Seiscientos años ya..! mas sigue el verbo
brotando hasta los versos desde el pecho
y posándose en ellos, a despecho
de la implacable sed del tiempo acerbo.
Cada verso una rama, en ella hiervo
por un nido llevar y hacer el lecho
-don Íñigo sonríe, él lo ve hecho-
a una palabra, de mis rimas siervo.
Es este árbol de catorce ramas
como un ciprés anciano, donde asientan
mil pájaros su hogar, con sus mil camas
sitas en el follaje en que se cuentan...
sopa de letras en la que, cual llamas,
mil flores ya del corazón revientan.
INTRODUCTOR DEL SONETO
EN LA PENÍNSULA IBÉRICA,
EN LOS SEISCIENTOS AÑOS
DE SU NACIMIENTO.
¡Seiscientos años ya..! mas sigue el verbo
brotando hasta los versos desde el pecho
y posándose en ellos, a despecho
de la implacable sed del tiempo acerbo.
Cada verso una rama, en ella hiervo
por un nido llevar y hacer el lecho
-don Íñigo sonríe, él lo ve hecho-
a una palabra, de mis rimas siervo.
Es este árbol de catorce ramas
como un ciprés anciano, donde asientan
mil pájaros su hogar, con sus mil camas
sitas en el follaje en que se cuentan...
sopa de letras en la que, cual llamas,
mil flores ya del corazón revientan.