Efímera raflesia, agua de mayo
que lloviste en mis manos y en mi cara,
y tan profundo el corazón lavara
como nunca ha sondado el escandallo.
que lloviste en mis manos y en mi cara,
y tan profundo el corazón lavara
como nunca ha sondado el escandallo.
¡Cuánto quise bajar hasta su fondo
por alcanzar el oro que allí brilla!
¡Cuánto este anhelo en mi razón escondo,
por alcanzar el oro que allí brilla!
¡Cuánto este anhelo en mi razón escondo,
como allá su tesoro sin mancilla
deja entrever cada óbolo redondo,
y por él me consumo aquí, en la orilla!
deja entrever cada óbolo redondo,
y por él me consumo aquí, en la orilla!