Una voz se oyó en Rama,
llanto y lamento grande.
Raquel lloraba a sus hijos
y no quería ser consolada,
porque no existían”
llanto y lamento grande.
Raquel lloraba a sus hijos
y no quería ser consolada,
porque no existían”
Las nubes, abrazando la inocencia
del niño con sus brazos siderales,
se unieron, en sus besos inmortales,
a la madre, con honda reverencia.
del niño con sus brazos siderales,
se unieron, en sus besos inmortales,
a la madre, con honda reverencia.