Hace unos días, al abrir las páginas de una revista, vi un anuncio cruel, pero significativo: Un cupido angelical, de bruces, con las alas marchitas y una flecha clavada en la espalda.
Tan fuerte es la imagen, que no recuerdo qué producto anunciaba. Para mí, no era un anuncio, era una incisiva denuncia: ¡Estamos asesinando al Amor!
Cada año que pasa, nos queremos menos. Nos queremos menos a nosotros mismos y cada día algo dejamos de querer a los demás. Necesitamos reconocerlo.
No hay salidas: El aprecio por la dignidad humana cada día parece ser menor y la falta de consideración hacia lo que nos rodea, se nota más y más, a pesar de muchos buenos deseos y muchos buenos propósitos.
La realidad no es pesimista. Los pesimistas somos nosotros que acentuamos de esa realidad que nos vive, sólo los ángulos egoístas, rastreros, comodinos y ambiciosos.
Nos están contagiando los virus mentales más terribles de la humanidad: La depresión, el desinterés, la fatiga, la inseguridad
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