Hola, Victoria; sí, el seudónimo que elegí puede ser peculiar pero, como le respondí a alguien que me preguntaba que " ¿por qué Chindasvinto?", es porque soy forofo también de la historia y de los reyes de mi tierra. Hay en concreto una reina que me es especialmente querida; se volvió loca, sí, pero su locura fue una locura de amor. Además Chindasvinto me acerca mucho a mi verdadero nombre, auténticamente visigodo.
¿Cómo que tú no sabes plasmar tus sentimientos como tú quisieras? Lo primero que se necesita (decía C. José Cela) es tener algo que decir y yo he visto que tú, por una parte, eres un torrente de sentencias aforísticas, poesías, dichos propios y ajenos y hasta chascarrillos (recuerda que te puse como ejemplo de animadora a Amador), y por otra parte he visto que en los repliegues quizá más recónditos de tu subconsciente tienes los mismos recuerdos que tiene todo aquel que un día fue niño (o niña). En segundo lugar, en mi opinión, hay que poner el corazón en el relato, y yo he visto también que tú el corazón lo pones a cada instante. Por lo tanto, tienes todo lo que necesitas. Urga en el baúl de tus recuerdos y verás cómo encuentras esas cosas que tú misma reconoces que son "muchas y muy interesantes"; urga en él y verás que aquellas tostas de manteca, cocidas en el horno de tu abuelo Frutos eran quizá más dulces que otras veces por todas las circunstancias que las rodeaban, y que aquellos pobres que dormían al amparo de los fríos burgaleses y al amor de un horno quizá todavía caliente, probablemente eran para tu abuelo Frutos algo más que simples pobres. ¿No lo notaste? ¿O es que eras demasiado pequeña para fijarte en esas sutilezas? Te saluda cordialmente Chindasvinto.
¿Cómo que tú no sabes plasmar tus sentimientos como tú quisieras? Lo primero que se necesita (decía C. José Cela) es tener algo que decir y yo he visto que tú, por una parte, eres un torrente de sentencias aforísticas, poesías, dichos propios y ajenos y hasta chascarrillos (recuerda que te puse como ejemplo de animadora a Amador), y por otra parte he visto que en los repliegues quizá más recónditos de tu subconsciente tienes los mismos recuerdos que tiene todo aquel que un día fue niño (o niña). En segundo lugar, en mi opinión, hay que poner el corazón en el relato, y yo he visto también que tú el corazón lo pones a cada instante. Por lo tanto, tienes todo lo que necesitas. Urga en el baúl de tus recuerdos y verás cómo encuentras esas cosas que tú misma reconoces que son "muchas y muy interesantes"; urga en él y verás que aquellas tostas de manteca, cocidas en el horno de tu abuelo Frutos eran quizá más dulces que otras veces por todas las circunstancias que las rodeaban, y que aquellos pobres que dormían al amparo de los fríos burgaleses y al amor de un horno quizá todavía caliente, probablemente eran para tu abuelo Frutos algo más que simples pobres. ¿No lo notaste? ¿O es que eras demasiado pequeña para fijarte en esas sutilezas? Te saluda cordialmente Chindasvinto.