Quizás Galdós exageraba un poco, pero es cierto que el amor, aunque crece en cualquier clima, es una planta exótica que requiere una lucha constante para mantenerla viva. Es como un fuego ardiente que, si no lo reanimas, termina por apagarse. Me refiero, claro está, no al amor.... así..., a secas, sino al amor verdadero, al que participa a partes iguales de dos elementos inseparables: el Eros y el Agapé. Chindasvinto.