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LA NUEZ DE ARRIBA: SUPERSTICIONES SOBRE LOS CLAVOS:...

SUPERSTICIONES SOBRE LOS CLAVOS:
Encontrar un clavo en el camino da buena suerte. Hay que recogerlo y conservarlo. Como todo objeto puntiagudo, contrarresta las fuerzas maléficas y los malos espíritus. Se puede llevar como amuleto en el bolsillo derecho o clavarlo en el marco de la puerta de la cocina, del lado de la cerradura a la altura de los ojos, observando el rito siguiente: se da un primer golpe de martillo mientras se dice: "Un martillazo para la salud, un martillazo para el amor, un martillazo para el dinero".
En la antigua Roma, en los idus de septiembre, el más alto magistrado del estado metía un clao llamado clavo annalis en la pared lateral del templo de Júpiter Capitolino. Este rito servía para poner fin a calamidades, para neutralizar encantamientos y sortilegios, y predeterminar buenos auspicios para el siguiente.
Ya en la edad Media, los clavos fijados en la puertas de las casas protegían a sus habitantes y a los animales domésticos. Colocados en las puertas de las habitaciones, impedían las pesadillas, sobre todo los clavos procedentes de un ataúd.
Un clavo, cuanto más herrumbroso, mejor protege.
Con ayuda de los clavos se puede hacer también un encantamiento amoroso. Para lograr el amor de una persona, hay que derramar en el vestíbulo de su casa un frasco de aceite en el que haya metido un puñado de sal y tres clavos de hierro atados con un hilo de seda. Si la persona pisa los clavos al entrar, se obtendrá el resultado deseado.
Los clavos eran muy empeados para curar enfermedades y mitigar dolores. Se escribían en un papel el mal que se padecía, se pasaba la nota por la parte del cuepo afectada y con unos clavos se fijaba a una pared o a un tronco de árbol. Con esta operación se traspasaba el mal del enfermo al papel y del papel, al ladrillo o a la madera.