UTILES y HERRAMIENTAS
La mecanización ha ahorrado trabajo a estos artesanos y ha simplificado notablemente el laborioso proceso, pero como cada vez es menos rentable y su círculo más reducido, nadie se ha molestado en inventar herramientas específicas para este tipo de trabajos.
La moderna maquinaria que manejan en algunos talleres suelen ser adaptaciones. Las máquinas de coser son las mismas que utilizan los zapateros con alguna modificación. Las utilizadas para cortar las pieles y preparar las piezas son las mismas que para cortar guantes a las que se acoplan unos moldes para recortar según el tamaño apropiado a las botas que se van acortar.
El introducir las máquinas de coser que es uno de los trabajos más laboriosos, supuso un gran adelanto y -según los boteros- pasaron de coser dos botas a la hora a coser cuarenta o más.
En aquellos tiempos más duros que los actuales, los boteros trabajaban con más ilusión porque el trabajo era más próspero, el negocio era floreciente y el oficio lo aprendían los hijos continuando la actividad de los padres y abuelos. En algunos casos hasta era necesario emplear a otros operarios para realizar los trabajos que la confección de botas llevaba consigo.
La mecanización ha ahorrado trabajo a estos artesanos y ha simplificado notablemente el laborioso proceso, pero como cada vez es menos rentable y su círculo más reducido, nadie se ha molestado en inventar herramientas específicas para este tipo de trabajos.
La moderna maquinaria que manejan en algunos talleres suelen ser adaptaciones. Las máquinas de coser son las mismas que utilizan los zapateros con alguna modificación. Las utilizadas para cortar las pieles y preparar las piezas son las mismas que para cortar guantes a las que se acoplan unos moldes para recortar según el tamaño apropiado a las botas que se van acortar.
El introducir las máquinas de coser que es uno de los trabajos más laboriosos, supuso un gran adelanto y -según los boteros- pasaron de coser dos botas a la hora a coser cuarenta o más.
En aquellos tiempos más duros que los actuales, los boteros trabajaban con más ilusión porque el trabajo era más próspero, el negocio era floreciente y el oficio lo aprendían los hijos continuando la actividad de los padres y abuelos. En algunos casos hasta era necesario emplear a otros operarios para realizar los trabajos que la confección de botas llevaba consigo.
Junto a las máquinas modernas que ayudan a cortar y coser, abreviando y aligerando el trabajo, siguen estando en los talleres las simples herramientas de siempre, brillantes por el uso y por el roce de tantas manos encallecidas: plantillas y cuchillas para cortar los cueros según las distintas medidas de las botas; la tradicional tabla para coser, pues aún se cose a mano, y leznas machihembradas.
En resumen: para hacer una bota necesitan pocas cosas: piel de cabra, hilo de cáñamo, pez, un brocal, el collarejo y el cordón.
Los boteros recuerdan años en los que la botería era una industria próspera y boyante, pues todo lo que fabricaban tenía salida y fácil venta, sobre todo los pellejos grandes, llamados odres o corambres.
Hoy los envases no retornables de vidrio, plástico y tetra-brick han hecho olvidar todos los otros envases antiguos, menos prácticos. Para bien y para mal -según el lado que se mire-, los adelantos técnicos han ido ganando terreno irreversiblemente.
Los que se dedican actualmente a este oficio, si se habla con ellos, no ven muy halagüeño su futuro, pues los hijos no quieren continuar la tradición como lo hicieron ellos. Los jóvenes no ven en el taller de sus padres su futura profesión.
El turismo es el principal destinatario de las botas. Y los boteros piensan que deberían poder trabajar con márgenes de beneficios más altos.
En resumen: para hacer una bota necesitan pocas cosas: piel de cabra, hilo de cáñamo, pez, un brocal, el collarejo y el cordón.
Los boteros recuerdan años en los que la botería era una industria próspera y boyante, pues todo lo que fabricaban tenía salida y fácil venta, sobre todo los pellejos grandes, llamados odres o corambres.
Hoy los envases no retornables de vidrio, plástico y tetra-brick han hecho olvidar todos los otros envases antiguos, menos prácticos. Para bien y para mal -según el lado que se mire-, los adelantos técnicos han ido ganando terreno irreversiblemente.
Los que se dedican actualmente a este oficio, si se habla con ellos, no ven muy halagüeño su futuro, pues los hijos no quieren continuar la tradición como lo hicieron ellos. Los jóvenes no ven en el taller de sus padres su futura profesión.
El turismo es el principal destinatario de las botas. Y los boteros piensan que deberían poder trabajar con márgenes de beneficios más altos.