Jo, Victoria, veo que sigues fiel a tu ideario -hermoso ideario por cierto- de cantar al amor por activa, por pasiva y por perifrástica.
Quizá no todos entiendan ese canto al amor como tú lo entiendes, pero hay que reconocer que no todas las sensibilidades son iguales; dejo aparte, claro está, a quienes disfrutan más con un cardo borriquero que con aquello de que:
Hay besos que confirman por sí solos
la sentencia de amor declaratoria;
pero hay besos que se dan con la mirada
y hay besos que se dan con la memoria.
Yo sigo viendo con los ojos del corazón lo que no puedo ver con los ojos de la cara: aquella peña de El Perul, aquella peña Amaya que tanto me impresionaban de pequeño, aquellos páramos de mi Castilla y aquellos campos de olor a rastrojo. Sigo viendo también aquellas puestas de sol de Saint Exupéry y aquellos amaneceres se Spinoza.
Por lo demás, no te extrañe la sequía de mi pluma, o más bien del teclado de mi ordenador, porque tengo bien asumido aquel viejo consejo: calla si lo que vas a decir no es más hermoso que el silencio.
A Las Matas, que tanto le gustó aquel gato filósofo que un día sorprendí en Santibáñez curioseando en un viejo escriño, le enviaré ahora un par de gatos camorreros con las uñas bien afiladas. Aprovecho la oportunidad para enviar un cordial saludo a todos los foreros de La Nuez de Arriba. Chindasvinto
Quizá no todos entiendan ese canto al amor como tú lo entiendes, pero hay que reconocer que no todas las sensibilidades son iguales; dejo aparte, claro está, a quienes disfrutan más con un cardo borriquero que con aquello de que:
Hay besos que confirman por sí solos
la sentencia de amor declaratoria;
pero hay besos que se dan con la mirada
y hay besos que se dan con la memoria.
Yo sigo viendo con los ojos del corazón lo que no puedo ver con los ojos de la cara: aquella peña de El Perul, aquella peña Amaya que tanto me impresionaban de pequeño, aquellos páramos de mi Castilla y aquellos campos de olor a rastrojo. Sigo viendo también aquellas puestas de sol de Saint Exupéry y aquellos amaneceres se Spinoza.
Por lo demás, no te extrañe la sequía de mi pluma, o más bien del teclado de mi ordenador, porque tengo bien asumido aquel viejo consejo: calla si lo que vas a decir no es más hermoso que el silencio.
A Las Matas, que tanto le gustó aquel gato filósofo que un día sorprendí en Santibáñez curioseando en un viejo escriño, le enviaré ahora un par de gatos camorreros con las uñas bien afiladas. Aprovecho la oportunidad para enviar un cordial saludo a todos los foreros de La Nuez de Arriba. Chindasvinto