Cada mañana
Cada mañana el mismo
asombro, siempre nuevo:
el ver lo natural
que es para ti tu cuerpo.
Consabidas minucias
del rito del aseo,
que imperceptiblemente
elevas al misterio.
Cada mañana el mismo
asombro, siempre nuevo:
el ver lo natural
que es para ti tu cuerpo.
Consabidas minucias
del rito del aseo,
que imperceptiblemente
elevas al misterio.
Desde mis ajimeces
vigilo tus linderos:
revuelas como un ángel
sobre tus mismos pechos.
Tu humedad se disputan
la juncia y el espliego.
¡Ay, frescura de aljibe
y calor de sesteo!.
vigilo tus linderos:
revuelas como un ángel
sobre tus mismos pechos.
Tu humedad se disputan
la juncia y el espliego.
¡Ay, frescura de aljibe
y calor de sesteo!.
En mis blandas murallas
aprisionado, veo
el hábito sencillo
que tienes de tu cuerpo.
Resuelves la materia
en puro movimiento;
cada escorzo insinúa
un ritmo en el espejo.
aprisionado, veo
el hábito sencillo
que tienes de tu cuerpo.
Resuelves la materia
en puro movimiento;
cada escorzo insinúa
un ritmo en el espejo.