Los amigos son la familia espiritual que hemos elegido. Nos reflejamos en ellos, para bien o para mal, ya que nos ayudan a realizarnos y disfrutamos con ellos de los valores de la confianza, el compromiso y la complicidad.
Un amigo íntimo es un tesoro que hay que conservar. Existen distintos niveles de amistad y es muy complicado llegar al más alto porque implica un intercambio bidireccional de afectos, confesiones y lealtades.
Para hacer amigos hay que interesarse sinceramente por los demás. Comprender y elogiar a las personas es mucho más provechoso que criticarlas, ya que con este último solo logramos que se pongan a la defensiva. Se verdadero en tus relaciones.
Aprende técnicas asertivas. Hablar y comunicarse de forma clara ayuda a que los demás te entiendan mejor y, al mismo tiempo, a clarificar las relaciones con nuestro entorno. Adquirir habilidades sociales es saber moverse con soltura.